¡No estropees mis círculos! Del algoritmo a la IA

 

 212 a.c. Siracusa. Sicilia.

Tras dos años de difícil asedio, las poderosas legiones romanas consiguen penetrar las inexpugnables defensas de Siracusa.

En medio de la matanza, el saqueo y el fuego que arde por doquier; un legionario accede al estudio del anciano sabio Arquímedes.

Existen tantas imágenes de la ejecución del venerable científico que se podría recrear la escena en un GIF animado.

 

 

Al parecer, Arquímedes estaba enfrascado en el dibujo de unos círculos, probablemente en un suelo de arena. Levantó la mano y advirtió al legionario: "¡No estropees mis círculos!".

No sabemos si el famoso científico despistado, quien corría desnudo por las calles gritando "Eureka" tras descubrir el principio hidrostático que lleva su nombre; estaba absorto en sus cálculos y no valoró la gravedad de la situación.

 

 

Quizás provocó el ataque para evitar verse esclavizado.

Es posible que el legionario romano conociese el papel protagonista de Arquímedes en la defensa de la ciudad, que tantas vidas romanas había segado.

De cualquier modo, la espada cayó sobre Arquímedes y parte de su legado científico estuvo perdido durante dos mil años.
 
 

 

Octubre de 1998. Sala de Subastas Christie´s. Nueva York.

Un coleccionista anónimo adquiere por dos millones de dólares un antiguo libro, deteriorado por el fuego y el tiempo. Era un palimpsesto, un texto escrito sobre otro más antiguo. En el texto primitivo, borrado y cortado, se encontraron estudios de Arquímedes, algunos totalmente desaparecidas durante milenios.

 

 

No resultó fácil recuperar los textos con los estudios de Arquímedes. La justicia poética quiso que el uso de algoritmos y otras técnicas científicas lograran recuperar incluso figuras circulares similares a las que provocaron su muerte.

La relación de Arquímedes con los círculos y los decimales de Π es notoria.

Desarrolló el método exhaustivo (un ingenioso algoritmo) para hallar el área del círculo, la longitud de la circunferencia y el valor de Π con una asombrosa precisión para su época.

El algoritmo de Arquímedes fue la base que permitió a Newton y Leibniz, en el siglo XVII, desarrollar el cálculo diferencial e integral, herramienta indispensable en todas las ciencias aplicadas.

¿Pero que es realmente un algoritmo? Una receta, una lista de instrucciones para resolver un problema y, por supuesto, un programa informático que resuelva cualquier necesidad humana.

Habitualmente en la vida académica se utilizan numerosos algoritmos. El de multiplicar o dividir dos números, el de realizar la descomposición factorial, el cálculo de la raiz cuadrada...

Los alumnos de secundaria a menudo se ponen un velo delante de los ojos para justificar su desinterés por la matemática.

"No entiendo nada". "Es muy difícil". "No sirve para nada".

La réplica es sencilla: el propio número Π, las ecuaciones o las funciones permiten la construcción de puentes seguros...


...O la increible proeza de lanzar una sonda espacial a miles de millones de kilómetros  y conseguir ponerla en órbita en planetas y lunas.


Los algoritmos son la base de la IA. Por ejemplo, cómo llegar de un punto A a un punto B sorteando obstáculos o recorriendo un laberinto de la forma más eficiente.

Busqueda de trayectorias 

-Pero eso no sirve para nada, profe.

-¡Qué paciencia!

 


 

 

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