Searching. Del control parental al estatal 2


A veces me he preguntado qué hubiese pasado de haber surgido el III Reich en los tiempos de la informática.

Si con teléfonos "atados", máquinas de escribir y archivos de papel y tinta pusieron al mundo al borde del abismo, ¿qué uso diabólico podrían haber dado a los ordenadores?

Angela Merkel nació en Alemania Oriental (antigua RDA), en plena guerra fría, y conoció muy bien el control estatal ejercido por la STASI, un departamento ministerial destinado, casi en exclusiva, a espiar a sus ciudadanos desde 1950 a 1989.

La STASI estuvo dirigida en su etapa más exitosa, y hasta la caída del muro de Berlín, por un maestro de espías conocido como "el hombre sin rostro". Sus memorias son imprescindibles para cualquier aficionado al mundo del espionaje, revelando tanto el juego sucio a los enemigos occidentales (por ejemplo apoyo a terroristas internacionales) como el continuo tira y afloja con sus homólogos aliados rusos.

Markus Wolf también fue el gran organizador del críptico sistema de archivo analógico que se puede visitar en el Museo de la Stasi

¿Cómo pudo entonces Angela Merkel comparar los métodos de la NSA con los de la totalitaria STASI?

Los oficiales de Wolf, unos 90000, recogían Humint, inteligencia humana de unos 180000 informadores no oficiales. 

Si sumamos a estas cifras a casi 2 millones de afiliados al Partido, en una población en la época de 17 millones de personas; no resulta raro comprender cómo llegaron a acumular decenas de millones de archivos, casi dos milllones de fotos referenciadas y 25000 grabaciones de audio y video. Todo ello recogido en un mastodóntico archivo con 111 kilómetros de estantes (ver foto superior) y la superficie de 2500 campos de fútbol.

Wolf quería proteger a sus agentes, algunos en la alta cúpula política de la Alemania del oeste, a toda costa. Diseñó un sistema con 41 millones de tarjetas indexadas en 4000 subsistemas diferentes. Una serie de números de registro enlazaba con una serie de números de archivo; de tal modo que aún en la actualidad se está intentando desentrañar esta maraña de información.

El destino de los disidentes que eran denunciados, por un comentario realizado en la supuesta privacidad de sus hogares, por reunirse con personas sospechosas o por cualquier situación más propio de la pesadilla orwelliana de 1984; acababa en las celdas que tambien se pueden visitar en el museo.






Comentarios

Entradas populares