Voyager, 44 años en misión.


Parece que fue ayer, cuando las sondas Voyager partieron en busca de las maravillas del Sistema Solar exterior. El objetivo: los planetas gigantes gaseosos (con sus increibles lunas y anillos) y los lejanísimos mundos helados.

44 años más tarde, ambas sondas continúan operativas. Desde el espacio interestelar, enviando valiosas informaciones y recibiendo comandos de una segunda generación de investigadores.

 

En el 2011 participé como ponente en un curso de verano del Escorial, titulado "Marte y Sociedad". La actividad final de este maravilloso evento consistió en una visita VIP al Complejo de Comunicaciones de Espacio Profundo de Robledo de Chavela.

Ver las caras de asombro de curtidas personalidades del mundo de la astronaútica (como Vladimir Ivanov de Roscosmos o Ashley Stroupe de Nasa) nos llenó de sano orgullo, por albergar esas magnificas instalaciones en nuestro país, su histórica participación en la exploración humana de la Luna y en innumerables misiones robóticas por todo el Sistema Solar.

Para hacernos a la idea, solo existen otros dos complejos similares en todo el mundo.

Robledo cuenta con una increible antena de 70 metros, que podría acoger la madrileña plaza de toros de Las Ventas, y otras cuatro de más de 30 metros.

Nuestro guía era un veterano empleado que conocía de primera mano toda la historia y los entresijos del complejo. Nos facilitó la entrada a salas de control y telemetría y zonas accesibles de antenas.

Sala de control. En la pantalla superior izquierda se representa distintos satélites y sondas con un logo elegido por los técnicos.

Lo que nuevamente me llenó de orgullo, esta vez por el género humano, fue conocer que Las Voyager continuaban mandando informes periódicos. Señales de apenas milésimas de watio, difíciles de discernir del ruido de fondo espacial; pero aún comprensibles.

Nuestro guía nos desveló cómo, la evolución de las telecomunicaciones, hacía que cada vez las sondas pudiesen mandar mejores comunicaciones con mucha menos energía y no se precisasen antenas tan monstruosas para conectar.

En el cumpleañero Voyager I continúan activos cuatro instrumentos. Los datos científicos llegan a la tierra a 160 bps (¿A qué velocidad transmite nuestra wifi?)
Aunque el ideal consistiría en obtener 16 horas al día de datos, esto no es posible, pues las antenas dan servicio a innumerables sondas mucho más recientes.

La antena de 70 m.
 
Los datos se almacenan en una cinta digital a bordo, tres veces por semana, durante 48 segundos, con la altísima velocidad de 2.8 Kbps !!!
Seis veces al año se manda lo almacenado a la Tierra. Allí se necesita la antena de 70m, con unas innovaciones criogénicas (materiales a -200º) para separar el grano de la paja; es decir la transmisión del Voyager del ruido de fondo espacial.

Sala de Telemetría.

La exploración espacial es un tema del que cuanto más se conoce, mayor es el asombro. Y con sondas con desempeños de cerca de medio siglo, auténticas proezas de la ingeniería; la fascinación está servida.

Comentarios

Entradas populares