Mártires. Hacking de bases de datos científicos 1.

En posts anteriores hablamos de la Inyeción SQL y su prevalencia para asaltar todo tipo de base de datos (BBDD).

En general los asaltantes serán delincuentes, que extorsionarán a las empresas o venderán, a veces en cantidades de cientos de millones, las credenciales de acceso de sus clientes, a unos pocos céntimos por cabeza.

Tambien conocimos a PhineasFisher, un misterioso hacktivista, que rompió la seguridad de varias empresas, que vendían malware de seguimiento a regímenes totalitarios, y de una de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado en nuestro propio país.

Quizás el título de la entrada, Mártires,  resulte oscuro. Sin embargo, en el submundo del hacktivismo contra las BBDD científicas hay personas que han perdido su libertad y su vida en aras de un hipotético acceso libre al conocimiento.

Pero, como dijo Jack el destripador: "Vayamos por partes". En primer lugar, ¿Qué es una BBDD científica?

Siempre me han gustado las bibliotecas. Las públicas, las universitarias... Las de algunos centros van desapareciendo. Sus volúmenes casi no se podían leer debido al polvo acumulado por la falta de uso y mantenimiento.


En la época heroica, pre Internet, se podían encontrar y leer maravillas como las de la imagen. Donde mi incipiente inglés técnico no daba para más, disfrutaba con las magníficas ilustraciones (aún no infografías) y las cuidadas maquetaciones.

Hoy en día podemos seguir saboreando la lectura en papel, incluso con versiones en castellano.

   

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Y bien, ¿qué autores están detrás de estos artículos de investigación en las ramas más punteras del saber humano?

Esforzados investigadores -que no cobran por publicar-, cuyos artículos son cuidadosamente seleccionados por los editores y revisados por pares (otros científicos del mismo campo); que tampoco suelen cobrar por sus revisiones.

En este punto comienza la controversia. Los investigadores deben publicar sus trabajos con estas prestigiosas editoriales para acceder a puestos y subvenciones. 

Mientras, proyectos financiados con dinero público, por ejemplo un tratamiento eficaz contra un determinado cáncer, quedan al margen del dominio público; vulnerando además las leyes de Ciencia de muchos paises. Sin ir más lejos todos los proyectos financiados con fondos europeos.

Éstas BBDD se encuentran totalmente digitalizadas y toda Universidad que se precie (En EEUU también muchos High Schools) deben pagar una fuerte cantidad por la suscripción.

En España la suscripción de nuestras universidades nos cuesta más de 25 millones de euros al año, pagados solo al principal editor.

¿Será posible compatibilizar el genuino derecho a la propiedad intelectual de las grandes editoriales con el necesario flujo de conocimiento en la comunidad científica?

Aaron Swartz pensaba que no.
Una de sus máximas era:
La información es poder. Pero como todo poder, hay quienes quieren mantenerlo para sí mismos.


¿Qué separaba a Aaron de su objetivo? Apenas un débil velo como éste:

Pero, descorrerlo, de forma ilegal, se llevó por delante toda su prometedora vida.
 

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