Westworld existe 3.

Desde que a principios de los años 2000 se popularizó el Informe Pisa, los sistemas educativos, sobre todo en los países miembros de la OCDE; se han visto inmersos en el mundo de la Estadística y de los algoritmos.


En Washington D. C. se impuso desde 2009 el sistema IMPACT. Dicho sistema, de evaluación del desempeño docente, recaba una miriada de items que alimentan un algoritmo de caja negra, diseñado por una empresa privada; externa a la administración estatal.

Según podemos ver en su web, la misión de IMPACT consiste en "retener" entre el 93 y el 94 % de los mejores educadores en las escuelas públicas del estado; sobre todo en aquellas "de alta pobreza". Hay que señalar que en este distrito educativo el número de alumnos que precisa ayuda para costear la comida se eleva a las tres cuartas partes del total.

El planteamiento es interesante. Se incentiva con dinero y otros reconocimientos a los mejores profesores (obsérvese que no he utilizado en esta ocasión el término educadores), con lo que se evita su éxodo a la educación privada.

Lo que no aclara la web es ¿qué sucede con el 6 o 7% de profesores "malos" que no son "retenidos"? En el más puro estilo Westworld  son desechados; es decir, despedidos.

Bueno, pero si son tan malos que no llegan ni a la décima parte de la nota, lo mejor es que se dediquen a otras labores ¿no?

Al igual que el informe PISA ha sido criticado por las similitudes que muestra con una prueba de medición de CI y por el hecho de no reflejar necesariamente la bondad de los sistemas educativos; IMPACT adolece de falta de transparencia y de primar "el valor añadido".

Básicamente el valor añadido se refiere a que si un alumno ha obtenido unas determinadas puntuaciones en las pruebas estatales en una etapa anterior, las pruebas realizadas en cursos siguientes deberían mantener o elevar esas puntuaciones. En ese caso los profesores del año en curso estarían demostrando que han aportado un "valor añadido".

Al igual que los profesores canadienses se quejaban de programar sus clases para aprobar un examen tipo Pisa, los profesores americanos que veían en peligro sus trabajos y la supervivencia de sus centros podían tener tendencia a "dar un empujoncito" a sus alumnos.

Las leyendas urbanas mencionan la famosa frase "Are you sure?" cuando un alumno ha elegido una respuesta incorrecta a una pregunta. Si existen cuatro opciones para una respuesta, esta claro que con un par de "Are you sure?" la cosa quedaría casi vista para sentencia.

¿Y si directamente se actuara modificando a posteriori las respuestas incorrectas?

Cathy O'Neil cuenta en Algoritmos de destrucción matemática el caso de una brillante y valorada profesora que fue despedida tras sus nefastas calificaciones en IMPACT.

Intentó impugnar esta decisión, pero la empresa propietaria del algoritmo alegó que no podía hacer público su código. Por lo tanto la profesora no podía conocer de dónde provenían sus bajas calificaciones.

Tras largas investigaciones, la profesora descubrió que las pruebas estatales de cursos anteriores de sus alumnos, estaban "infladas". Los exámenes estaban manipulados y eran anormalmente altas. Al realizar la prueba en su curso, cayeron al abismo y ella fracasó en aportarles su "valor añadido".

Cathy cuenta que la profesora empezó a trabajar al poco tiempo en un colegio privado.

Los peligros de los algoritmos de caja negra, que otorgan o niegan créditos e hipotecas, marcan precios de seguros y servicios, deciden dónde pueden estudiar nuestros menores y un etcétera cada vez más largo, solo son comparables al uso inconsciente o malicioso de la Estadística.

Y esto no solo sucede a miles de kilómetros. Porque ¿a tí te ha pedido el INE permiso para rastrear tu móvil? A mí tampoco. 


George Orwell parecía un visionario, pero se quedó muy corto. Os dejo, voy al taller a que me pongan en cueros y me reparen.

 

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