Sexo, mentiras y Minería de datos 1
2002. La joven moldava Ludmilla prepara las maletas para dirigirse a Israel. Una amiga que trabaja allí le ha conseguido un trabajo de camarera. Una tercera persona, conocida de su amiga, ayudará con los papeles y el viaje… (Pág 161. McMafia. Misa Glenny. 2008)
2014. Nueva York. Pamela intenta huir de un apartamento, por una ventana del edificio, a más de quince metros de altura.
En el interior esperan seis hombres para tener relaciones sexuales con ella…(Noticia)
2022. Madrid capital. Policía Nacional desarticula una banda organizada de explotación sexual de menores y tráfico de droga.
El detonante de la operación fue la denuncia de una menor que logró escapar del piso donde era retenida y obligada a prostituirse…(Noticia)
En los dos últimos casos, la captación de clientes y el reclutamiento de las víctimas se realizó mediante Internet.
Esta serie de artículos tratará sobre el tema del sexo comercial en Internet. Veremos que, en ocasiones, la tecnología otorga un aire mucho más aséptico y glamuroso a este mundo de sordidez. Por desgracia, en otras, colabora a facilitar el tráfico de seres humanos y a lucrar a las mafias de la explotación sexual.
Afortunadamente, la neutralidad de la red y las telecomunicaciones, también puede ser aprovechada por las fuerzas policiales, mediante la minería de datos y la inteligencia artificial, para combatir a los esclavistas del siglo XXI con sus propias armas.
Flyer en papel con el que se inundaron los coches aparcados, en el mismo barrio madrileño donde se desarticuló una red de explotación sexual y narcotráfico.
Atención al término "Novatas".
Sexo comercial consentido on line
La pornografía en Internet ha existido casi desde su origen. De hecho, hay historiadores de la red que afirman que su expansión y universalización tuvo mucho que ver con el sexo. A más velocidad, mayor resolución de imágenes, posibilidad de video online, inversión en infraestructuras, abaratamiento y expansión mundial de la red.
Más allá de las consideraciones ético morales que cada uno pueda albergar, este fenómeno es algo inapelable que mueve billones de dólares y da trabajo a un colectivo creciente.
Como he comentado, la sordidez de las irregulares calles de los "barrios chinos" de nuestras ciudades va dando paso a model-cams, que abren sus chats rooms desde la comodidad de sus viviendas.
En la línea de un cabaret erótico, fundamentalmente mujeres, aunque también algunos hombres y parejas, ofrecen sus espectáculos ante decenas, cientos o unos pocos miles de seguidores.
El evento se retransmite en directo con la máxima interactividad. Los asistentes charlan y realizan peticiones a través del chat textual. L@s cam-models contestan en viva voz y satisfacen peticiones mediante un pago en tokens o créditos; una moneda que se adquiere en el portal erótico.
Los anfitriones de cada chat room, se llevan el cuarenta por ciento de los tokens ganados, convertidos en dinero real.
La competencia es fuerte, y muchas salas tan solo permiten ganarse un humilde sobresueldo. L@s mejores cam-models pueden ganar varios miles de euros al mes y vivir exclusivamente del sexo.
No nos engañemos, el trabajo no es nada fácil. L@s trabajadores más populares deben pasarse muchas horas diarias revisando sus perfiles en redes sociales, contestando mensajes e interactuando con sus admiradores de forma asíncrona. Además de estar lo bastante motivados para mantener una temperatura uniformemente creciente en sus espectáculos.
Según cuenta el autor de La red oculta, existen adeptos a estos servicios que gastan una media de 350 libras al mes en las chat-rooms. Aunque otros pueden gastar el doble en un solo espectáculo.
A pesar del engañoso título de cam-models, no todo son cuerpos jóvenes y gloriosos en las salas de chat erótico. Aún así, existe otro nivel en el sexo comercial online, mucho más anónimo, cómodo y aséptico: los barrios rojos virtuales.
Se puede encontrar sexo virtual en Second Life, pero la creciente demanda ha permitido la expansión de universos paralelos totalmente temáticos. La introducción de las gafas de realidad virtual y futura transmisión de estímulos táctiles, harían las delicias de cualquier autor de ciencia ficción de mente calenturienta.
En estos multiversos sexuales, los profesionales, marcados con un icono sobre sus habitualmente exuberantes avatares, salen a patearse las calles virtuales de los barrios rojos y los distintos antros de perdición que las rodean; en busca de clientes.
¿Cómo se materializa el cibersexo? Mediante la animación interactiva de ambos (o varios) avatares. Al parecer, lo más excitante del encuentro, se produce en los intercambios bien subidos de tono del chat.
Los ingresos no son muy elevados, unas 5£ por encuentro, comenta Jamie Bartlett en su obra. La working-people del metaverso erótico probablemente no pueda vivir de esta actividad. Quizás lo hagan por dinero, adicción o excitación.
En el próximo artículo hablaremos sobre el sexo comercial presencial que utiliza Internet como marketing. Y nos adentraremos en el abyecto y letal mundo de la explotación sexual; y en las herramientas tecnológicas para luchar contra él.
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