Dark Web: Juegos, enigmas y maldiciones 1

 


¿Por que somos tan morbosos? ¿De dónde proviene nuestra fascinación por lo oscuro y maligno? ¿Por qué la Web oculta nos atrae como un imán?

Hace unos años propuse la imagen de una montaña, en lugar del famoso iceberg, para describir la World Wide Web.

En la zona de cumbres, con las nubes enmarañadas entre los picos, la Web superficial. Todo aquello a un clic de distancia, tras una búsqueda en un motor como Google, Bing, Yahoo... 

Ojo, los contenidos que podemos encontrar en ciertos temas son mucho más explícitos e inquietantes que lo que nos pueda ofrecer la Web oculta más accesible. 

Existen incluso mercados negros con mejores ofertas y garantías; si somos delincuentes, of course.


Bajo las cumbres, los glaciares y los acantilados rocosos que albergan la Web invisible, parte de la Web Profunda o Deep Web.

¿Qué representa esta zona? El 90 % de Internet. Todo aquello a lo que no se puede acceder con un navegador normal mediante búsquedas: el interior de nuestros correos, operativa bancaria, webs corporativas, enormes bases de datos... contenidos tras un portal de login, con código generado de forma dinámica o sin enlaces al exterior.

Por último, en el oscuro valle y con una muy limitada extensión, la Web oculta o Dark web. Con una infraestructura de redes superpuestas sobre las convencionales, con principios de privacidad y distribución; requiriendo navegadores y protocolos especiales. La denominada Darknet.

Los servicios ocultos de la Darknet tienen fama de albergar todas las vilezas de la humanidad. 

Es cierto que en sus dark stores se venden drogas a manta. De hecho en Rusia han patentado un sistema de mensajería anónima para evitar los peligros del envío postal (y sus consiguientes "cartas de amor", citaciones de las autoridades a los narco compradores).

Las herramientas de pirateo informático y malware como servicio, son un producto al alza en estos lares. Ya nos extenderemos sobre el particular en próximas series de posts.

Muchos pedófilos pululan por los fosos más infectos de la Dark web, para compartir su abyecto material de abuso de menores. A veces estas páginas están regentadas por terroristas, para encubrir sus acciones de proselitismo, financiación y planificación.

Los grupos de ransomware muestran sus trofeos de caza sin ningún pudor... 

Pero, en general, la Dark web está preñada de estafadores, que solo buscan aprovecharse de los instintos más básicos de los internautas profundos.


¿Por qué somos tan morbosos? Las últimas investigaciones sobre la importancia de los sueños, apuntan a que el cerebro humano necesita alimentarse de fantasías, incluyendo imágenes violentas, delirantes e ilógicas, para conservar su plasticidad y su adaptación ante los imprevistos.

Eso explicaría el auge de infinidad de expresiones artísticas a lo largo de la historia: pintura, escultura, literatura, música, cine o series.

¿Y a qué adulto no le agrada una buena obra de terror, esa montaña rusa de emociones, quizás salpicada de finas o gruesas gotas de sangre y horror?

¿Por qué esa fascinación por los crímenes, las conspiraciones, el esoterismo?

De hecho no es tan difícil convertirnos en víctima de una buena conspiración. 

Que se lo digan a las personas que fueron a escuchar un discurso político y acabaron asaltando el Capitolio.

 O a aquellos que abrieron un correo que no debían.

Incluso quienes recibieron la amenaza de un mafioso por unos hechos que nunca sucedieron. (no se incluye la fuente por las imágenes escabrosas que contiene. Quién quiera investigar: Krypt3ia. Cartel Extortion)

Sea como fuere, la mitología en torno a la Dark web promete emociones fuertes a aquellos que no se conforman con las creaciones de Mike Flanagan.

Por este motivo, en la próxima entrega prepararé un especial sobre la parte más "lúdica" de la Dark web. 

Páginas malditas, juegos siniestros, retos y enigmas, rituales y un paciente trabajo de restauración y actualización de un escabroso puzzle, originario de lo más profundo de la red. Su título: Darknet Escape.

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